martes, 17 de junio de 2014

La caída. Quinto capítulo.



CAPITULO 5A. (MEGAN)

La cara de Megan era una deforme masa de carne inflamada, profundos cortes hasta el hueso, quemaduras que cauterizaban la piel, y sangre reseca. El tremendo dolor le había provocado que prematuramente perdiera el conocimiento. Por el camino a los infiernos, había perdido el ojo derecho, varios dientes,  y la nariz había sido seccionada hasta reducirla a dos boquetes en medio de la cara de los que se escuchaba borbotear un líquido negro que apenas la dejaba respirar.

Notaba como le palpitaban las manos, pechos y en menor medida, pubis. Sabía que estaba atada y malherida, pero luchaba por no perder la cordura, e intentaba diagnosticarse las heridas.

La amplia mesa de la cocina había servido como improvisada camilla donde atar cada extremidad a cada una de las patas. Indefensa, desnuda y mutilada había sido cruelmente masacrada hasta llevarla al límite físico entre la vida y la muerte. 

El cerebro de Megan  luchaba por mantenerse lúcido entre un mar de dolor que la atenazaba. Estaba buscando una explicación a todo aquello. Lo último que recordaba con claridad era haber despedido a su marido en la puerta, que se había sentado en el sofá para leer, y acto seguido, como luchaba por desatarse de donde estaba prisionera. En medio, la nada más absoluta que su cerebro no sabía responder.

Entre sueños de sufrimiento extremo llamaba a gritos a Sam. Lo veía alejarse de su lado sin que nada pudiera hacer por recuperarlo. Quería escuchar su voz una vez más. Quería tenerlo a su lado antes de que dejara de existir. Una titánica lucha por no perder la vida antes de que su marido la rescatara, la abrazara y la protegiera. De su boca solamente salían sonidos guturales entre vómitos de sangre, y temblores sin control.

Entonces notó a alguien dentro de ella, y la paz se apoderó del momento. Imaginó a Sam haciéndole desesperadamente el amor en el suelo. Escuchó como jadeaba  de placer y le tocaba, hasta estremecerla, todo su maltrecho cuerpo. Su corazón y respiración se aceleraron ante la excitación, y un golpe de tos expulsó de su garganta gran parte de la sangre acumulada esparciéndola por la cara de su amante. Fue cuando pudo decir en voz alta el nombre del amor de su vida: 

“Sam… ¿Me querrás cuando sea mayor y tenga arrugas?”

El impetuoso vaivén cesó y advirtió como la estaban liberando de sus ataduras y colocándola bruscamente boca abajo. Un rayo de dolor atravesó su cuerpo, mientras que pequeños de ríos de sangre caían, en forma de cascada, por los bordes de la mesa, abandonando el cuerpo al mismo tiempo que las fuerzas se le evaporaban. El tremendo dolor que notó en sus entrañas fue el preludio que precedió a que el corazón de Megan dejara de latir para siempre.

La reconfortó escuchar la voz de su marido, susurrándole al oído palabras de amor, y sentirse poseída, por última vez, por su amado Sam.

4 comentarios:

  1. Manolo, estoy consternada. La historia es superfuerte, prefiero seguirla capítulo a capítulo, porque me afecta de verdad. Describes increiblemente bien la situación tan dura y dramática. Antes te decía, pobre chica, ahora también. Pero además pobre Sam.

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    1. Gracias Meli. Siento que tengo que poner a los personajes al limite en esta publicación. Si te ha afectado el capitulo de Megan, preparate para el mismo capitulo desde los ojos del asesino...Advierto que será muy, pero que muy duro. Me he tomado la licencia de ver la misma situación desde los tres puntos de vista mas importantes...Para tener una visión completa de la muerte de Megan... No se si se habrá hecho antes, al menos no recuerdo haber leido un libro con esta licencia... Veremos que sale.

      Muchas gracias por leerme.

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  2. Buffffff
    Esa historia tampoco la vas a publicar???? estoy en vilo!

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    1. Y no la estoy publicando, Ciber???? ¿Y esto que es? Es un blog abierto al que quiera entrar y leerme.

      Gracias por el apoyo. Se os agradece.

      Aunque se que a mas de uno le está pareciendo demasiado fuerte para su gusto...

      Saludos.

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