Todo en este mundo tiene su
acción-reacción. Como la piedra que ofrece su resistencia al ser empujada. Como
el viento en contra, como el sol que sin querer hace sombra.
La vida es una balanza donde ponemos lo que
queremos. Nuestras buenas acciones y las malas. Hay quién le importa poco hacia
qué lado se decante. Y los hay -afortunadamente la mayoría-que se declaran
gente de bien y hacen de sus actos un momento de amor-cariño-respeto-ayuda.
No se trata de ayudar a avanzar, sino de favorecer
el avance, como no es lo mismo desear buen viaje que acompañar en su caminar.
Todo lo que hacemos produce un efecto en quién lo
recibe y en su entorno más cercano. La gente de bien agradece el gesto y busca
los mecanismos para devolver el favor. La gente de bien agradece con una
sonrisa sincera, un abrazo de hermano, o una mano tendida lo recibido. La gente
de bien genera una cadena de favores que afecte al mayor número de personas. La
gente de bien se alegra de las alegrías ajenas, de los triunfos del vecino, de
las victorias del desconocido. La gente de bien no abriga el rencor, ni fomenta
las habladurías. No lucha por divulgar un rumor a sabiendas que hará daño. Ni
provoca en los demás indiferencia al que no es igual.
Luchamos por lo mejor para nuestras familias, amigos
y conocidos. Nos alegramos de que un "aquel cualquiera" consiga sus
objetivos. Y guardamos en el cajón más oculto la envidia y la doble moral.
Yo, no queriendo personalizar en nadie más, me
alegro de tus alegrías, te apoyo en tus decisiones, y sobre todo, reparto
cariño y respeto. Y no lo hago por recibir nada a cambio. Lo hago porque me
hace sentir bien apoyar a los demás. Demostrarles cariño. Demostrarles que por
poco que nos conozcamos puede aprender a contar y sabrá que puede contar
conmigo.
Demostrarles que no cuesta nada una palabra amable
en los momentos malos, ni un aplauso en los buenos.
Como simple espectador de la vida de los demás los
aplaudo o los ayudo según el caso. Y no lo hago por él, o por mí. Lo hago por
los dos. Por lo que nos une, lo mucho o lo poco, lo intenso o lo lejano. Lo
hago para que él sepa que me alegro o me entristezco con sus circunstancias y
porque sus alegrías son mías y sus tristezas puede compartirlas.
Aristóteles en su libro "Ética a Nicómaco"
trataba en gran parte el tema de la amistad. Decía que la amistad es la
condición de una vida feliz en comunidad, pues no hay vida humana feliz sin
convivencia y la convivencia sin amistad no es convivencia plena y
satisfactoria. Por eso tiendo a considerar amigo al conocido. Porque el hombre
feliz necesita amigos para verse plenamente realizado.
El hombre pobre necesita amigos, pero más lo
necesita el rico para poder compartir lo que tiene .En la adversidad la amistad
es un consuelo y una ayuda; cuando necesitamos un consejo que nos libere de
cometer errores
Pero la amistad no es solo condición para una vida
plena y feliz, es también complementaria a la justicia en el sentido que en
toda amistad hay consideración y respeto recíproco entre los amigos. Según el
gran Aristóteles algunas amistades radican en la utilidad, otras en el placer y
otras en la virtud.
Por último, su concepto de definición me acompaña
por donde voy. Amigos son aquellas personas con la misma alma. Pese a
encontrarse en distintos cuerpos lo que tu sientas será mi estado de ánimo.
¿Soy capaz de alegrarme de tus triunfos?
Definitivamente, sí. ¿Me apena cuando alguien sufre? Ya sea familia, amigo o
conocido. Sí. Qué clase de corazón tendría si así no fuera.
Espero haber contestado a tu pregunta. Y sí que te
leo...